El desabastecimiento de combustibles en Bolivia se convirtió en una crisis sostenida, producto de la escasez de dólares para importaciones y la caída en la producción nacional de gas. Esta situación generó bloqueos, protestas y serias afectaciones en sectores como el transporte, la agricultura y la industria. Según el analista en hidrocarburos Álvaro Ríos, el Movimiento al Socialismo (MAS) ya conocía el riesgo de escasez, pues desde hace tiempo el país dejó de producir suficiente gas. Actualmente, Bolivia importa más del 70% de los combustibles líquidos que consume, lo que está ejerciendo una presión sobre las reservas internacionales.
Un reporte del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) señala que las exportaciones del sector hidrocarburífero cayeron un 39% en valor, reflejando el deterioro de esta área estratégica. Incluso dentro del MAS se reconoce que la falta de combustibles responde, en gran parte, a la falta de divisas y a que durante la gestión de Evo Morales no se priorizó la exploración de nuevos campos de gas y petróleo.
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