La escasez de diésel en Bolivia ya genera consecuencias en distintos sectores productivos del país. La importación de este combustible cayó un 40%, lo que se refleja en los surtidores. En Trinidad, Beni, por ejemplo, de los 25.000 litros que se distribuían normalmente, ahora solo llegan 15.000, según denunció Aquiles Balcázar, representante del transporte pesado en el departamento. Productores y transportistas reclaman retrasos y pérdidas, mientras crece el riesgo de desabastecimiento y aumento en el precio de los alimentos.
El sector agrícola es uno de los más afectados. Productores arroceros advirtieron que más de 180.000 hectáreas podrían quedar sin sembrar, lo que representa hasta el 80% del arroz que se consume en Bolivia. David Pérez, productor del Beni, alertó que la situación es crítica y pone en riesgo la seguridad alimentaria y la economía nacional. A esto se suma la preocupación de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), cuyo presidente Klaus Frerking afirmó que el país necesita sembrar tres millones de hectáreas para garantizar el abastecimiento. “Sin diésel estamos atados de manos”.
En Cochabamba, los productores prevén dejar sin cultivar el 30% de sus 400.000 hectáreas, según Rolando Morales, de la Cámara Agropecuaria del departamento. La crisis también golpea a la producción lechera: más de 250 granjas lecheras en Cochabamba cerraron sus puertas por la falta de combustible, mientras que en el Beni un 20% de los productores paralizaron actividades.
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