A pocas semanas de las elecciones generales del 17 de agosto, una pregunta resuena entre analistas y ciudadanos: ¿ganar los comicios garantiza gobernabilidad en Bolivia? En un contexto de crisis económica, alza de precios y desconfianza institucional, el país se prepara para elegir un nuevo presidente en el año de su bicentenario. La población, golpeada por la falta de empleo y el desgaste político, espera un cambio real, aunque con más escepticismo que ilusión. El reto no es solo ganar votos, sino recuperar la confianza de un país cansado de promesas.
La gobernabilidad no parece asegurada para quien resulte electo, especialmente en un escenario de fragmentación de los partidos y la debilidad de las instituciones. Cuando los ciudadanos dejan de creer en quienes dirigen el Estado, el voto deja de ser un acto de esperanza y se transforma en una señal de resignación.
/// DLR // TARIJA ///
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