Al comenzar agosto, Bolivia entra en la etapa decisiva de un proceso electoral que representa mucho más que la elección de autoridades: se trata de defender la democracia. A más de 40 años de su recuperación, el 10 de octubre de 1982, el país vuelve a enfrentar el desafío de proteger un sistema que costó vidas y esfuerzos.
Este escenario coloca al Tribunal Supremo Electoral (TSE) ante una gran responsabilidad para garantizar un proceso transparente, justo y creíble. Las campañas se desarrollan en medio de tensiones, acusaciones de ida y vuelta, además de desconfianza, lo que motiva a varios sectores de la ciudadanía a organizarse para vigilar el proceso. Un ejemplo es la iniciativa «Cuidemos el voto», que, según su representante Nicol Tasco, busca reunir a personas comprometidas con la defensa del derecho a elegir libremente.
El llamado es claro: la democracia debe estar por encima de cualquier interés partidario o ideológico. El voto, en todas sus formas, debe ser respetado como una expresión libre de la voluntad ciudadana. Proteger ese derecho no es solo tarea de las autoridades, sino de todos los bolivianos comprometidos con el presente y el futuro del país.
/// JSM // ORURO ///
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