“En 2023, al dar el Informe de Fin de Gestión, desde el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) advertimos que era urgente tomar decisiones valientes en función del difícil año 2024 que se avizoraba. Dijimos, además, que la hora del sinceramiento había llegado. La preocupación de entonces es hoy una realidad a la luz de los datos oficiales que muestran a una Bolivia que crece cada vez menos; sube la inflación; la desocupación baja pero no el desempleo; sufrimos un déficit fiscal por más de 10 años seguidos; la deuda pública interna y externa sigue creciendo; las Reservas Internacionales Netas están en un nivel históricamente bajo; el abastecimiento de combustibles no es normal y la escasez del dólar lo ha complicado absolutamente todo, ya que el aumento de su cotización provoca una subida del costo de importación, una escalada de precios de productos extranjeros y la caída de su oferta en el mercado, impactando negativamente en los agentes económicos que dependen de las materias primas, insumos, equipos, repuestos y otros que importan, afectando todo ello a la producción, el comercio y los servicios.
En lo que hace al comercio exterior -el sector más golpeado de la economía- datos a mayo, comparados a igual lapso del 2023, preocupan sobremanera: El déficit comercial superó los 400 millones de dólares; las exportaciones cayeron en 1.118 millones de dólares, previéndose que la soya y derivados descienda más de 600 millones de dólares hasta fin de año; las importaciones han bajado, también, por 718 millones de dólares, no siendo una buena señal la caída de las compras externas de Equipos de Transporte por 233 millones de dólares, Bienes de Capital por 159 millones e Insumos por 141 millones de dólares. Todo esto afecta negativamente a la actividad empresarial, la estabilidad macroeconómica y a la vida de la gente, colocando a Bolivia en una posición difícil a nivel internacional por el deterioro de su imagen y de la calificación del riesgo país. A este paso ¿habrá algo qué a festejar en el Año del Bicentenario, el 2025?
Para no tener un país con una severa crisis, convulsionado además, urge asumir medidas valientes e inteligentes, aquí y ahora, con políticas de corto plazo para normalizar el funcionamiento de la economía, y políticas de carácter estructural para ajustar las cuentas fiscales y el funcionamiento del Estado. Será imposible pensar en festejar bien el Bicentenario si a cortísimo plazo no se normaliza en el mercado la oferta de dólares y de combustibles y no se resuelve la crisis en curso de la Balanza de Pagos, en función de lo cual se debe dar las mejores condiciones al empresariado nacional para invertir, producir, exportar, sustituir competitivamente importaciones, generar empleo, ingresos para las familias, tributos para el Estado, divisas para el país y bienestar para la población”, dijo Alan Camhi Rozenman, Presidente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), en un Comunicado de Prensa emitido en la fecha.
SOLUCIONES PARA NORMALIZAR LA ECONOMÍA
Para Alan Camhi, Presidente del IBCE, habiendo llegado Bolivia a la actual situación, afectando a la ciudadanía en general y al sector empresarial en particular, es necesario estar conscientes del cómo y por qué del suceso, para encarar con realismo el retorno a la normalidad, proponiendo como parte de la solución 12 medidas:
- Reducir el déficit fiscal (ajustando el gasto público e ingresando a un régimen de disciplina fiscal)
- Sincerar el tipo de cambio (siendo que, en la práctica, el Boliviano ya se ha devaluado)
- Encarar la eficiencia en la inversión pública (evaluando la rentabilidad de las empresas estatales)
- Bajar el déficit en Cuenta Corriente (exportar, sustituir competitivamente importaciones, atraer capitales)
- Transición energética (nueva ley de hidrocarburos, incentivo a la producción de biodiésel por privados)
- Liberar la importación de combustibles para su libre venta (eliminando todo tributo a la importación)
- Disminuir la presión tributaria (a fin de fomentar la formalización y ampliar la base de contribuyentes)
- Limitar el endeudamiento público interno y recurrir al financiamiento de organismos internacionales
- Eliminar toda restricción a la exportación (libertad total para sacar los excedentes al exterior)
- Mejorar la productividad y competitividad (pleno uso de la biotecnología, mejora del transporte/logística)
- Subir la producción nacional (ayudando a que invierta el privado y no el Estado a costa de más deuda)
- Precautelar la solidez del sistema financiero (aumentando la liquidez y coadyuvando a la baja de la mora)
SECTOR PRIVADO: VITAL PARA LA NORMALIZACIÓN ECONÓMICA
“En algún momento, hace muchos años ya, se dijo a los empresarios que no se metan en política; en las actuales circunstancias, hay que reconocer que los empresarios nunca fueron el problema, más bien, siempre han sido parte de la solución. En los difíciles momentos que vive Bolivia, la recomendación a los políticos, ahora, desde el empresariado, es que cuiden la economía y, a quienes administran el Estado, insistir por un Acuerdo Público-Privado imprescindible para normalizar la economía del país, especialmente cuando los empresarios pueden ser grandes protagonistas con cuatro Políticas: Promoción Selectiva de Exportaciones; profundización de la Sustitución Competitiva de Importaciones; Combate Público-Privado al Contrabando y, Fomento al Consumo de Productos Bolivianos, a fin de recuperar el mercado interno”, concluyó Camhi (Santa Cruz, 5/AGO/2024).
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